Resfriado

Resfriado

Se dice que el resfriado es una enfermedad infecciosa viral frecuente del aparato respiratorio superior, que afecta a la nariz, los senos paranasales, la faringe y la laringe. Es causado principalmente por el rinovirus y puede afectar a personas de todas las edades. Se contagia a través del contacto con las secreciones de la persona infectada o la inhalación de sus gotitas de saliva.

Cuando estamos resfriados lo usual es visitar al médico que, en poco tiempo, recetará los típicos medicamentos para la tos, suavizar el malestar, no segregar tanta mucosidad, bajar la fiebre y, si es más grave, algún antibiótico. Tras una semana de tratamiento, más o menos nos iremos recuperando.

Pero es un hecho que, si no tomamos medicación, con suaves tratamientos caseros (infusiones, reposo, meditación, ventilación, contactos con allegados, etc.) son también siete días ¡lo mismo que usando medicamentos! La cura se logra en el mismo tiempo, pero con una diferencia significativa: si se hace con analgésicos y antibióticos, el cuerpo se manifiesta agotado y requerirá varios días para ir recobrando cierta normalidad, teniendo que eliminar las toxinas incorporadas por esos medicamentos. Si la recuperación es casera, además de no sentir esos síntomas de debilidad, le damos una oportunidad al organismo de ser más fuerte ante el próximo resfriado. Si también se usan antibióticos, además del gasto que supone, el cuerpo queda con mayor debilidad aún.

La actitud también importa mucho para optar por una u otra alternativa para curar del resfriado. Por miedo, por hábito o por ser conservadores o convencionales, la mayoría de los pacientes optan por las patillas. Es la fuerza de adoctrinamiento.

Dos modos de ver el resfriado

En línea con las hipótesis anteriormente expuestas, hay también dos modos de asumir la cura del resfriado, según la interpretación de sus síntomas y causas:

  • Son gérmenes los que causan el resfriado y se producen más bien en estaciones frías, puesto que favorecen la existencia de éstos. Sus molestos síntomas suelen paliarse con
  • Es el medio insano que, al interactuar con él, va llenando de toxinas el organismo. Con el frío, se incrementan medidas menos sanas como abrigarnos o calentarnos en exceso, lo que hace que se experimenten cambios térmicos con frecuencia en un cuerpo débil con poca flexibilidad metabólica que le sienta mal los cambios térmicos. Todo lo cual hace debilitar los mecánismos de desintoxicación. La cura requiere reposo, meditación para mejorar nuestro estilo de vida interactuando más y mejor con los factores de salud, atender adecuadamente nuestra relación con nosotros mismos y con los demás. Cambiar la actitud ante los síntomas también resulta importante; lejos de querer eliminarlos rápidamente con pastillas, hay que admitirlos con paciencia sabiendo que es una reacción sana del cuerpo y con la responsabilidad de saber que son algunas decisiones que hemos tomado las que nos han llevado a esa situación.

Anteriormente, se han dado razones para optar por la segunda alternativa en detrimento de la primera. Veamos en mayor detalle cómo ocurre el debilitamiento del organismo hasta llegar al resfriado, de qué modo interviene el frío en esta enfermedad y cómo hacernos responsables de su cura.

La debilidad del organismo, clave del resfriado

Cuando el organismo interacciona con factores que no son saludables de un modo reiterado, poco a poco, y a pesar de los potentes mecanismos propios de desintoxicación, se va volviendo más débil debido a múltiples causas (la mayoría invisibles) que en un determinado momento aparecen y se hacen conscientes a la persona en forma de síntomas. Igual que el dicho “a perro flaco, todo son pulgas”, así es el organismo cuando se debilita: afloran dolencias que antes estaban bajo control.

Los resfriados se manifiestan en forma de tos, fiebre, debilidad, mucosidad, picor en vías respiratorias, entre otros. Estos síntomas no son debido a los gérmenes como convencionalmente se dice, sino a la toxicidad acumulada por un modo de vida en el que se ha interactuado por largo tiempo con un medio insano (aire, agua, alimentos, etc.). También es compatible con los síntomas pensar que la debilidad del cuerpo inducida por cierta acumulación tóxica, hace que algunos gérmenes permuten a patógenos y proliferen como tales.

En esta línea el Dr. Mercola puntualiza que se allana el camino a padecer un resfriado, cuando hay deficiencia de vitamina D, se consume demasiados endulzantes artificiales o alimentos procesados, no se duerme ni se hace ejercicio suficiente, o se ha tenido algún estrés emocional. Estos malos hábitos y otros más, debilitan el sistema inmune que es la causa principal de coger resfriados o la gripe. Otras explicaciones alternativas sostienen que las defensas del sistema respiratorio están temporalmente más bajas porque los vasos sanguíneos que distribuyen los glóbulos blancos de nariz y garganta se contraen.

El organismo va acumulando las consecuencias de nuestras decisiones y, hasta cierto punto, puede mantener su equilibrio incluso con alguna transgresión esporádica, pero cuando estas son reiteradas y numerosas, el sistema inmune entra en crisis. Las personas que respetan la mayoría de los principios saludables, no enferman y, si lo hacen, la intensidad es leve y de corta duración.

El frío incrementa los entornos poco sanos

Desde la hipótesis del germen, está muy arraigada la idea de que el frío es el causante de los resfriados, debido a que se crea un ambiente que facilita la multiplicación de los gérmenes patógenos, los que finalmente ocasionan la enfermedad. En cambio, desde la hipótesis del “medio insano”, al factor “frío” se le da otra interpretación diferente: si el organismo se vuelve más débil se debe a que el frío modifica las interacciones con el medio de forma que se incrementa la toxicidad, sobrepasando el margen de tolerancia que el organismo puede soportar sin entrar en crisis.

En efecto, con el frío se incrementan hábitos menos saludables, como comer más y con alimentos de mayor procesado industrial, se consumen menos frutas y verduras, se toma menos sol, se está más tiempo en lugares cerrados climatizados, se usan más las prendas de abrigo que a veces son menos permeables, se suele hacer menos ejercicio y la exposición a los cambios térmicos son más bruscos.

Desde esta visión, coger un resfriado o la gripe, no se debe tanto a que entraron los microbios, sino a los cambios en la interacción con el medio que podría debilitar el organismo hasta perder el equilibrio de la simbiosis entre sistema inmune y microbios. Por ello, en verano la frecuencia de estas enfermedades disminuye, ya que los hábitos son más saludables, se consumen más frutas y verduras, se está más al sol y al aire libre para andar, correr o ir a la playa, la ropa es más ligera y la situación térmica del entorno nos hace sentir más cómodos.

Un argumento a favor de que son los cambios del medio los que producen el resfriado, es que se incrementa su incidencia en otoño e invierno justo cuando bajan las temperaturas, algo que resulta más difícil de explicar por los gérmenes que se suponen siempre están presentes en el aire. En una experiencia de laboratorio se comprobó que un grupo significativo de personas enfriadas artificialmente de forma reiterada y luego ubicadas en su entorno cotidiano, daban porcentajes de resfriados semejante al de la población no experimental. El frío en sí, no lleva al resfriado sino los cambios que produce el llevar un estilo de vida más insano.

Cómo interpretar adecuadamente los síntomas

Mientras en la hipótesis del germen los síntomas son los efectos molestos del resfriado que hay que eliminar para así curar, en la visión del “medio insano” los síntomas son reacciones naturales y necesarias del organismo ante un exceso tóxico para luego retomar el equilibrio en la salud.

En ese sentido, no es correcto ir en contra de los síntomas del resfriado, sino que más bien es necesario aceptarlos como una consecuencia de la acumulación de toxinas por haber tomado en el pasado decisiones equivocadas para nuestra salud. Una actitud responsable nos lleva a admitir las molestias de los síntomas como señales de aviso de que hubo decisiones mal tomadas y, a aceptar de buen grado, el proceso de curación. Ahora bien, los más adecuado sería tomar medidas para realizar cambios en el modo de interactuar con el medio en lo sucesivo.

Querer evitar los síntomas con rapidez tomando medicamentos, lo único que hacemos es prolongar las deficiencias de salud y, posiblemente, cronificar los problemas. Si pretendemos buscar los mejores cuidados para nuestra salud, sin ayuda externa de los médicos, sólo es posible ir adquiriendo ciertos conocimientos de salud.

Cómo curar el resfriado

La ViS está en desacuerdo con el tratamiento que típicamente se practica desde la hipótesis del germen, a saber: vacunas para prevenir, analgésicos para paliar el dolor y antibióticos para cuadros con microbios. Todo este arsenal químico para lo único que sirve es para hacernos más propensos a la enfermedad, con más tóxicos que eliminar y, por lo tanto, hacernos algo más débiles ante los desequilibrios.

Los síntomas de un resfriado son una señal del organismo de que algo no se está haciendo bien, por lo tanto, junto al reposo y la baja actividad que sugiere nuestro cuerpo, habría que aprovechar ese periodo para tomar conciencia y meditar sobre qué principios saludables no se están cumpliendo, para indagar sobre qué factores del medio tenemos una interacción que no es todo lo óptima que debería ser (ver § ”factores de salud” en Capítulo 1). En definitiva, buscar la causa primera del resfriado.

En particular para el caso específico del resfriado, cabe considerar los siguientes consejos:

  • Tomar más vitamina D, creando condiciones favorables para su asimilación, mediante exposición directa al sol. Si bien existen regiones del planeta donde esto se puede hacer casi a diario, en otras, sólo es posible esporádica o estacionalmente, por lo que puede encontrarse también en alimentos como los pescados grasos (arenque, salmón, atún), y en el aceite de hígado de pescado. También está presente en los huevos, la leche entera y sus derivados lácteos en pequeñas cantidades.
  • Evitar el consumo excesivo de endulzantes artificiales o alimentos procesados. El azúcar y sus derivados alteran el metabolismo y son especialmente dañinos para el sistema inmune.
  • Intentar dormir lo suficiente y analizar qué factores pueden perturbar nuestro sueño para tratar de evitarlos. Conservar la energía a través del descanso, disminuir la interacción sensorial y aprovechar el tiempo para reflexionar sobre nuestros hábitos de vida, buscando en lo posible cómo mejorarlos.
  • Hacer ejercicio con frecuencia y, de ser posible, incrementarlo todo lo que nuestro tiempo y capacidad física admitan. El ejercicio regular y moderado reduce el riesgo de sufrir enfermedades al estimular el sistema inmune.
  • Intentar tener controlado el estrés emocional. Buscar de forma intencionada, las interacciones con factores dentro de la zona de confort, a fin de tener un mejor control de las emociones y centrar la energía vital en la curación.
  • Comer muy moderadamente, optar por productos fáciles de digerir y de origen orgánico, a fin de que la energía vital se focalice en la cura del resfriado. El ayuno es también una buena opción a considerar.
  • Estar atentos a los cambios térmicos y llevar las prendas adecuadas para compensarlos. Buscar temperaturas moderadas más que excesivas. Con frecuencia, el resfriado aparece cuando se dan cambios térmicos entre el día y la noche, por las diferencias de temperatura entre la casa y la calle, por el uso de aparatos para calentar el ambiente, y el uso de prendas más o menos adecuadas para cada temperatura; esto hace que el organismo esté sometido a cambios de temperatura que le obligan a un mayor gasto de energía y terminan afectando el estado óptimo del metabolismo y al sistema inmunológico.

Un organismo algo débil y falto de energía, debido a un estilo de vida insano, tiene menor tolerancia a los cambios térmicos, lo que puede predisponer con más facilidad a un resfriado. Curar con medicamentos, y continuar el estilo de vida insano, la infección tardará cada vez más en curarse y se sentirán sus síntomas con más intensidad. Si, por el contrario, el organismo está sano, afronta mejor los cambios de temperatura y si cae enfermo, suele ser por pocos días y sus síntomas son más llevaderos.

 

 

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