Desde hace unos meses, en Almería se puede ver este tipo de carteles hasta el punto que su presencia se ha normalizado. A mí me resultó indignante desde que lo ví por primera vez hace ya unos meses. La fórmula (te concedo … a cambio de …) es la misma en todos los carteles, solo cambia el miembro de la familia que a morir (madre, padre, hermana, etc.), incluso invita a inventar nuevas frases: «te concedo vivir eternamente a cambio de la vida del amor de tu vida».

En redes se puede leer algunas reacciones del dichoso cartel: “esto es una absoluta barbaridad”, “no se puede tolerar es terrorismo informativo institucional” o “… más ayuntamientos tratando de inocular, aún más si cabe, el virus del miedo …” La indignación que me provoca el cartel me deja sin palabras ¿es el ayuntamiento quién se atreve a hablar así o es el diseñador mercenario con el beneplácito de los políticos? ¿quién se atreve a prometer lo que dice? ¿bajo qué condiciones se podría asumir el argumento?

A pesar de ser un mensaje duro al que no estamos acostumbrados, normalmente se acepta sin el mayor sentido y se suele asumir con docilidad, incluso sin darle mucha importancia. En mi opinión esto ocurre porque existe mucha ignorancia y creencias inadecuadas sobre la salud, entre las que destacaría las siguientes:Estos carteles publicitarios, ¿pretenden concienciarnos de la necesidad de ser responsables ante el virus?, o ¿se trata de una estrategia más para incrementar el miedo en la población sobre las terribles consecuencias del omnipresente virus y su avidez para propagarse? ¿pretende el propósito de justificar las medidas restrictivas impuestas de movilidad (“quédate en casa”) y aislamiento personal (mascara, gel, eliminación del contacto social) y que estas sean aceptadas por la gente?

  1. Ignoramos que el sistema sanitario, más que curar, buscando las causas de la enfermedad, da soluciones paliando los síntomas con fármacos.
  2. Es usual pensar que las infecciones están causadas por microorganismos, sin considerar factores del medio.
  3. Se ignora que la evolución nos ha llevado a vivir en simbiosis con millones de microorganismos que forman parte del sistema inmune.
  4. Hemos aprendido a dar a los virus efectos infecciosos tremendos, una presencia omnipresente y alta capacidad de contagio.
  5. Lo normal es esperar que, ante la enfermedad, la solución venga de la mano de médicos y fármacos. Eso es lo correcto.
  6. Creemos fielmente en el poder de la vacuna para superar la infección e ignoramos o justificamos sus efectos secundarios.
  7. Ignoramos la capacidad auto curativa del cuerpo, que, con el uso y abuso de los fármacos, es menor que la de nuestros ancestros.
  8. No se suele vincular nuestra enfermedad con nuestros hábitos de vida insanos, más bien se debe a causas ajenas.
  9. Se entiende mal que el mejor cuidado de la salud es un estilo de vida preventivo y nos acordamos cuando nos avisa el dolor.

Gracias a este conjunto de creencias o ignorancias, no solo aceptamos los mensajes de los carteles, sino que nos mostremos sumisos y colaboradores ante la avalancha de imposiciones que sufrimos “por el bien de todos” “por responsabilidad” “por colaborar para vencer al virus”. Y se ha desoído o vilipendiado las pocas voces disidentes del relato covid oficial, usando calificativos peyorativos como “negacionistas” o “conspiranoicos”.

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