La inacción perjudica la salud
Estudios recientes muestran que con solo tres horas sentado, la dilatación arterial disminuye el 30%, lo que parece sugerir que baja la actividad sanguínea. Asimismo, estar tres horas menos sentado al día, podría añadir dos años a su esperanza de vida. Este resultado puede ser preocupante si tenemos en cuenta que en promedio pasamos más de 8 horas en una silla y que esto afecta a la totalidad del cuerpo.
La falta de actividad está relacionada con el aumento de enfermedades del corazón, diabetes tipo 2, de colon y digestión. También puede verse afectado el cerebro al recibir menos sangre oxigenada, pero si el estar sentado se acompaña con mayor actividad intelectual, la falta puede estar compensada.
El estar sentado mucho tiempo afecta al aparato locomotor. En relación a la postura, hace que el cuello y hombros estén sometidos a una fuerte tensión que puede acarrear desequilibrios corporales y contracturas en esa zona. La ausencia de actividad entre los discos de la columna hace disminuir el riego sanguíneo y generar dolores de espalda. En relación a la musculatura, estar sentado debilita los músculos abdominales, la cadera tensa y limita su movilidad debido a su falta de extensión y los glúteos se debilitan disminuyendo su capacidad para andar y saltar. También el estar sentados provoca la formación de venas varicosas y huesos débiles. Ver
Las enfermedades del ser humano que generan mayor cantidad de muertes, tales como la diabetes, el cáncer, las cardiovasculares o las neurodegenerativas son, estadísticamente significativas, las más ligadas a la inacción. Si bien todas estas enfermedades en ocasiones se encadenan unas a las otras. Por ejemplo: a) la diabetes aumenta el riesgo de enfermedades cardiacas, el cáncer y la demencia, b) la inacción aumenta la resistencia a la insulina, los trastornos hormonales, las enfermedades inflamatorias o el abuso alimenticio, c) la alimentación excesiva provoca deficiencias nutricionales y toxicidad química, d) la diabetes empeora la actividad cognitiva y, en particular, aumenta la probabilidad del riesgo de desarrollar Alzheimer.
Inactividad frente a actividad
Nuestro organismo es fruto de su interacción con el medio, es lo que nos dice ViS. Esto quiere decir que, salvo las horas de dormir, lo propio es estar en movimiento con mayor o menor intensidad, sin embargo, la sociedad actual, con las comodidades que nos publicitan, lleva a estar más inactivos. Todo lo ponen cerca de la mano, la comida es muy fácil de conseguir, casi hemos eliminado el cocinar, la mayoría de acciones lo único que requieren es pulsar un botón y la principal actividad de ocio es estar sentados frente al televisor.
No deberíamos conformarnos con una hora de ejercicio para compensar tanta inacción (entre 8 a 10 horas por promedio). Es más bien el periodo largo de quietud el verdadero problema. Los usuales tiempos para la meditación o la reflexión siempre serán bienvenidos. Lo saludable sería una mezcla inteligente entre actividades siempre que, por supuesto, seamos más generosos con las acciones en movimiento de mayor o menor intensidad.
¿Por dónde empezar? Lo primero es tomar conciencia de que no es nada bueno para nuestra salud mantenerse quieto viendo pasar la vida ante nuestros ojos, eso es casi estar muerto en vida y no tenemos más que una y para vivirla hay que moverse. La existencia es muy triste si no nos movemos y si lo hacemos siendo constructivos, cuidando nuestra salud y haciendo bien nuestro trabajo, pues es mucho mejor. Y si, además, nos movemos para lograr nuestros sueños y colaborar con los de otros, mucho mejor.